CONTRA EL AVANCE DEL FASCISMO EN EL MUNDO ¡NOS TOMAMOS LAS CALLES EN DENUNCIA Y RESISTENCIA!
Comunicado: CONTRA LA ELIMINACIÓN DE LAS VIDAS MARIKAS Y TRANS Y EL AVANCE DEL FASCISMO EN EL MUNDO: NOS TOMAMOS LAS CALLES EN DENUNCIA Y RESISTENCIA!
El inicio del 2025 ha evidenciado una vez más el fracaso del Estado colombiano en garantizar la vida y la integridad de las disidencias sexuales y de género. Para el 30 de enero de 2025, las cifras reportan un total de 11* casos de asesinatos sustentados en homobitransfobia, sin contar otro tipo de agresiones. Estos hechos ponen en entredicho los alcances de los “avances civiles” conseguidos a través del Estado colombiano, sean políticas públicas institucionales, sectoriales o sentencias de la Corte Constitucional.
Mientras se construye una ficción de respeto y garantía de derechos desde la jurisprudencia, en las calles y los hogares prevalece el odio, el pánico moral, los prejuicios y el modelo de familia y sociedad conservadora, patriarcal, racista y xenófoba, que la derecha vuelve a impulsar, ganando terreno a costa de nuestras vidas.
El reciente incremento de violencia y exposición abierta a discursos de odio contra grupos históricamente marginados es un síntoma del resurgimiento global de una derecha fascista, dispuesta a hacerlo todo para defender el modelo capitalista e imperialista. Esta ola conservadora y reaccionaria, encarnada por figuras como Trump en EEUU, Milei en Argentina o los líderes de VOX en España y AfD en Alemania, se caracteriza por discursos violentos que, entre otros, atacan a las disidencias sexuales y de género. Al promover un modelo binario y heteronormativo, estos grupos ultraderechistas legitiman la violencia contra quienes desafían las estructuras de poder patriarcales.
Si bien se observa una aparente ‘tolerancia’ hacia gays y lesbianas (blancos y aburguesados), ésta se encuentra condicionada a la aceptación de las rígidas estructuras sociales de género, siendo funcional y necesaria para mantener la ficción de la naturalidad de la diferencia y jerarquía sexual.
Para el respeto a nuestra dignidad se nos imponen condiciones que personas con experiencia de vida trans, travestis, marikas, locas, marimachas, en su gran mayoría de la clase popular, no estamos dispuestxs a tolerar. Porque los valores de la respetabilidad blanca y clasemediera, de la familia nuclear burguesa, de legibilidad binaria y de la docilidad, no son nuestros valores.
La razón de que estos actores políticos defensores acérrimos del capitalismo, que avanzan cada día ocupando lugares en instituciones del mundo, direccionen sus voces en contra de nosotres dentro de sus estrategias políticas, desde nuestra lectura, obedece a tres razones:
1. La perpetuación de relaciones sociales patriarcales, coloniales y capitalistas.
Estas relaciones siempre han requerido de la violencia para garantizar que amplias porciones de la población, precarizadas, oprimidas y explotadas, acepten de forma ordenada y silenciosa las formas violentas de despojo y de organización social. Para ello, inician procesos violentos de homogeneización que se encargan de eliminar la diferencia, ya sea por la eliminación directa, o por la asimilación que produce el miedo a ser víctima de esta.
La historia de los estados modernos está llena de procesos genocidas que tuvieron como objetivo “domesticar” a clases trabajadoras y grupos marginalizados, imponiendo cuerpos binarios que pudieran organizarse en instituciones estables como la familia nuclear heterosexual y blanca, siempre vigilante y castigadora de la diferencia.
La familia nuclear heterosexual ha sido clave para sostener tanto el sistema patriarcal como el modelo capitalista. Además de imponer roles de género rígidos para garantizar la reproducción social que profundizan el sexismo, es una institución que garantiza la continuidad de la propiedad privada y el disciplinamiento social. Por un lado, asegura que la riqueza se mantenga dentro de los grupos más ricos a través de la herencia. Por otro, educa a las nuevas generaciones para reproducir las normas patriarcales y, en el caso de las clases trabajadoras, para convertirse en fuerza de trabajo que alimente las ganancias del capital.
De ahí la importancia del control y la constante vigilancia que las clases capitalistas (a través del Estado, las iglesias, los medios, las redes sociales, la ciencia, etc.) han ejercido sobre los cuerpos y la sexualidad.
La existencia de cuerpxs y formas de relacionamiento disidentes rompen con este esquema de control, convirtiéndose en una diferencia “rara”, “enferma”, “indisciplinada” que debe ser eliminada simbólicamente (con “terapias de conversión” o violencia sexual) o físicamente (por medio de la violencia homicida).
2. La capitalización electoral de la “frustración” masculina:
En las últimas décadas, las certezas en torno al género y la masculinidad han cambiado lenta y significativamente, gracias a los movimientos feministas y de disidencias sexuales que han cuestionado las jerarquías del sistema sexo-género. Estas luchas han logrado avances en derechos humanos y justicia simbólica, desafiando el lugar central del hombre como administrador del poder tanto en el hogar como en el espacio público.
Sin embargo, estos cambios han generado una reacción adversa en sectores conservadores. Las derechas han captado el descontento de los hombres que sienten amenazado su poder y comprometida su virilidad, para lograr así poder electoral. Estas derechas potencian discursos conspirativos sobre la “pérdida de la virilidad” y promueven ideales regresivos como el del “macho alfa”, las “energías masculinas y femeninas” y tendencias como las trad-wives, valiéndose de plataformas digitales para difundir ampliamente discursos que refuerzan el binarismo de género y niegan las vidas y derechos de quienes se rehúsan a adaptarse a estos esquemas.
3. Las derechas necesitan de “chivos expiatorios”.
Los violentos ciclos de acumulación capitalista nos empujan cada vez más a condiciones más crueles de vida: viviendas impagables, sueldos miserables, precios inflados, escasez de agua, catástrofe ambiental, condiciones indignas de trabajo. Todas estas condiciones deberían llevar a las clases trabajadoras de todo el mundo a, por lo menos, contemplar la posibilidad de una forma de vida distinta.
Para evitar tal escenario, los ricos del mundo recurren al fascismo, que defiende sus intereses mientras encuentra sectores de falsos culpables, y manipulan a las clases trabajadoras para que proyecten su justa frustración por las promesas incumplidas de un “futuro mejor”, y la pobreza en sus hogares, sobre un enemigo imaginado.
Así, buscan convencernos de que nuestro malestar no tiene que ver con nuestras condiciones materiales de existencia, sino con elementos ajenos: “migrantes que les quitan su trabajo”, mujeres y personas trans que “quieren privilegios". Esta estrategia históricamente ha proyectado a "les otres” como el enemigo para que los pueblos explotados se enfrenten en vez de organizarse. Así, sacrifican a sectores de la población, arrojándoles al odio, mientras protegen sus ganancias y sus métodos de explotación y despojo.
Estas razones no son caminos separados, sino dimensiones visibles en diferentes proyectos políticos. En países como Estados Unidos, esto se ha traducido en que en este momento están activos 245 proyectos de ley en contra de las disidencias sexuales y de género, además del avance en políticas abiertamente transfóbicas como las prohibiciones de personas trans en equipos deportivos escolares, las restricciones al acceso a tratamientos de afirmación de género, o la intención declarada por Trump de que por política de Estado “sólo se reconozcan oficialmente dos géneros: hombres y mujeres”.
En Argentina, el gobierno de Milei ha coordinado esfuerzos contra la Educación Sexual Integral (ESI) calificandola de "adoctrinamiento ideológico", y tal como lo manifestó el presidente neoliberal en su intervención en el Foro Económico Mundial, desea eliminar el delito de feminicidio, y trazar una relación directa entre las disidencias sexuales y la pedofilia.
En Colombia, líderes políticos de partidos de derecha (como Centro Democrático o Colombia Justa Libres) e iglesias cristianas han utilizado plataformas religiosas y legislativas para bloquear proyectos de ley que buscan prohibir las mal llamadas “terapias de conversión” o asegurar el acceso a la salud de personas trans, mientras crean enormes campañas de desinformación que reavivan el pánico moral de la ideología de género con eslóganes como “con los niños no”.
Todas estas voces desde el poder legitiman, ordenan y “envalentonan” los actos de violencia contra nosotrxs en el espacio público, por parte de diversos actores civiles, estatales y paraestatales.
Presentamos este panorama amplio porque creemos que es importante ver en los asesinatos de nuestrxs hermanxs y en el peligro declarado a nuestras vidas no solo actos que obedecen a un prejuicio producto de la “ignorancia”, sino síntomas y consecuencias de un momento político donde las relaciones sociales son reajustadas desde el poder patriarcal, capitalista y colonial, en el que se sacrifican nuestras vidas para reafirmar las estructuras que sostienen sus privilegios.
En este escenario desesperanzador, nuestra respuesta debe estar en la juntanza y la organización amplia y popular para hacer frente. Es momento de hacerle saber a los poderes imperialistas, fascistas y patriarcales que están buscando desesperadamente todas las formas de individualizarnos y eliminarnos que no lo lograrán. Unámonos a las voces y acciones de los movimientos antifascistas que hoy empiezan a tomar las calles a nivel global para hacerle frente a la amenaza del fascismo.
Andreina García, 1 de enero, Medellín
Eder José García, 2 de enero, Cartagena.
Margarita Enith, 5 de enero, Medellín
Natalia Andrea Santodomingo, 9 de enero, Cajicá
Betsy Mariel, 10 de enero, Cúcuta
Diany Ruiz, 11 de enero Barrancabermeja
José David Díaz Maldonado, 16 de enero, Zambrano
Estrellita, 18 de enero, Villanueva
Mateo Jaramillo, 19 de enero, Medellín
Carolina, 23 de enero, Hispania.
Jonathan Rodríguez Osorio, 20 de enero, Bello
Sepan que su vida y memoria serán honradas por trans y marikas, y que no descansaremos hasta desmantelar los sistemas de opresión que nos despojan hasta de nuestra propia vida.
Por nuestrxs muertxs, ¡ni un minuto de silencio! ¡Toda una vida de lucha!
El inicio del 2025 ha evidenciado una vez más el fracaso del Estado colombiano en garantizar la vida y la integridad de las disidencias sexuales y de género. Para el 30 de enero de 2025, las cifras reportan un total de 11* casos de asesinatos sustentados en homobitransfobia, sin contar otro tipo de agresiones. Estos hechos ponen en entredicho los alcances de los “avances civiles” conseguidos a través del Estado colombiano, sean políticas públicas institucionales, sectoriales o sentencias de la Corte Constitucional.
Mientras se construye una ficción de respeto y garantía de derechos desde la jurisprudencia, en las calles y los hogares prevalece el odio, el pánico moral, los prejuicios y el modelo de familia y sociedad conservadora, patriarcal, racista y xenófoba, que la derecha vuelve a impulsar, ganando terreno a costa de nuestras vidas.
El reciente incremento de violencia y exposición abierta a discursos de odio contra grupos históricamente marginados es un síntoma del resurgimiento global de una derecha fascista, dispuesta a hacerlo todo para defender el modelo capitalista e imperialista. Esta ola conservadora y reaccionaria, encarnada por figuras como Trump en EEUU, Milei en Argentina o los líderes de VOX en España y AfD en Alemania, se caracteriza por discursos violentos que, entre otros, atacan a las disidencias sexuales y de género. Al promover un modelo binario y heteronormativo, estos grupos ultraderechistas legitiman la violencia contra quienes desafían las estructuras de poder patriarcales.
Si bien se observa una aparente ‘tolerancia’ hacia gays y lesbianas (blancos y aburguesados), ésta se encuentra condicionada a la aceptación de las rígidas estructuras sociales de género, siendo funcional y necesaria para mantener la ficción de la naturalidad de la diferencia y jerarquía sexual.
Para el respeto a nuestra dignidad se nos imponen condiciones que personas con experiencia de vida trans, travestis, marikas, locas, marimachas, en su gran mayoría de la clase popular, no estamos dispuestxs a tolerar. Porque los valores de la respetabilidad blanca y clasemediera, de la familia nuclear burguesa, de legibilidad binaria y de la docilidad, no son nuestros valores.
La razón de que estos actores políticos defensores acérrimos del capitalismo, que avanzan cada día ocupando lugares en instituciones del mundo, direccionen sus voces en contra de nosotres dentro de sus estrategias políticas, desde nuestra lectura, obedece a tres razones:
1. La perpetuación de relaciones sociales patriarcales, coloniales y capitalistas.
Estas relaciones siempre han requerido de la violencia para garantizar que amplias porciones de la población, precarizadas, oprimidas y explotadas, acepten de forma ordenada y silenciosa las formas violentas de despojo y de organización social. Para ello, inician procesos violentos de homogeneización que se encargan de eliminar la diferencia, ya sea por la eliminación directa, o por la asimilación que produce el miedo a ser víctima de esta.
La historia de los estados modernos está llena de procesos genocidas que tuvieron como objetivo “domesticar” a clases trabajadoras y grupos marginalizados, imponiendo cuerpos binarios que pudieran organizarse en instituciones estables como la familia nuclear heterosexual y blanca, siempre vigilante y castigadora de la diferencia.
La familia nuclear heterosexual ha sido clave para sostener tanto el sistema patriarcal como el modelo capitalista. Además de imponer roles de género rígidos para garantizar la reproducción social que profundizan el sexismo, es una institución que garantiza la continuidad de la propiedad privada y el disciplinamiento social. Por un lado, asegura que la riqueza se mantenga dentro de los grupos más ricos a través de la herencia. Por otro, educa a las nuevas generaciones para reproducir las normas patriarcales y, en el caso de las clases trabajadoras, para convertirse en fuerza de trabajo que alimente las ganancias del capital.
De ahí la importancia del control y la constante vigilancia que las clases capitalistas (a través del Estado, las iglesias, los medios, las redes sociales, la ciencia, etc.) han ejercido sobre los cuerpos y la sexualidad.
La existencia de cuerpxs y formas de relacionamiento disidentes rompen con este esquema de control, convirtiéndose en una diferencia “rara”, “enferma”, “indisciplinada” que debe ser eliminada simbólicamente (con “terapias de conversión” o violencia sexual) o físicamente (por medio de la violencia homicida).
2. La capitalización electoral de la “frustración” masculina:
En las últimas décadas, las certezas en torno al género y la masculinidad han cambiado lenta y significativamente, gracias a los movimientos feministas y de disidencias sexuales que han cuestionado las jerarquías del sistema sexo-género. Estas luchas han logrado avances en derechos humanos y justicia simbólica, desafiando el lugar central del hombre como administrador del poder tanto en el hogar como en el espacio público.
Sin embargo, estos cambios han generado una reacción adversa en sectores conservadores. Las derechas han captado el descontento de los hombres que sienten amenazado su poder y comprometida su virilidad, para lograr así poder electoral. Estas derechas potencian discursos conspirativos sobre la “pérdida de la virilidad” y promueven ideales regresivos como el del “macho alfa”, las “energías masculinas y femeninas” y tendencias como las trad-wives, valiéndose de plataformas digitales para difundir ampliamente discursos que refuerzan el binarismo de género y niegan las vidas y derechos de quienes se rehúsan a adaptarse a estos esquemas.
3. Las derechas necesitan de “chivos expiatorios”.
Los violentos ciclos de acumulación capitalista nos empujan cada vez más a condiciones más crueles de vida: viviendas impagables, sueldos miserables, precios inflados, escasez de agua, catástrofe ambiental, condiciones indignas de trabajo. Todas estas condiciones deberían llevar a las clases trabajadoras de todo el mundo a, por lo menos, contemplar la posibilidad de una forma de vida distinta.
Para evitar tal escenario, los ricos del mundo recurren al fascismo, que defiende sus intereses mientras encuentra sectores de falsos culpables, y manipulan a las clases trabajadoras para que proyecten su justa frustración por las promesas incumplidas de un “futuro mejor”, y la pobreza en sus hogares, sobre un enemigo imaginado.
Así, buscan convencernos de que nuestro malestar no tiene que ver con nuestras condiciones materiales de existencia, sino con elementos ajenos: “migrantes que les quitan su trabajo”, mujeres y personas trans que “quieren privilegios". Esta estrategia históricamente ha proyectado a "les otres” como el enemigo para que los pueblos explotados se enfrenten en vez de organizarse. Así, sacrifican a sectores de la población, arrojándoles al odio, mientras protegen sus ganancias y sus métodos de explotación y despojo.
Estas razones no son caminos separados, sino dimensiones visibles en diferentes proyectos políticos. En países como Estados Unidos, esto se ha traducido en que en este momento están activos 245 proyectos de ley en contra de las disidencias sexuales y de género, además del avance en políticas abiertamente transfóbicas como las prohibiciones de personas trans en equipos deportivos escolares, las restricciones al acceso a tratamientos de afirmación de género, o la intención declarada por Trump de que por política de Estado “sólo se reconozcan oficialmente dos géneros: hombres y mujeres”.
En Argentina, el gobierno de Milei ha coordinado esfuerzos contra la Educación Sexual Integral (ESI) calificandola de "adoctrinamiento ideológico", y tal como lo manifestó el presidente neoliberal en su intervención en el Foro Económico Mundial, desea eliminar el delito de feminicidio, y trazar una relación directa entre las disidencias sexuales y la pedofilia.
En Colombia, líderes políticos de partidos de derecha (como Centro Democrático o Colombia Justa Libres) e iglesias cristianas han utilizado plataformas religiosas y legislativas para bloquear proyectos de ley que buscan prohibir las mal llamadas “terapias de conversión” o asegurar el acceso a la salud de personas trans, mientras crean enormes campañas de desinformación que reavivan el pánico moral de la ideología de género con eslóganes como “con los niños no”.
Todas estas voces desde el poder legitiman, ordenan y “envalentonan” los actos de violencia contra nosotrxs en el espacio público, por parte de diversos actores civiles, estatales y paraestatales.
Presentamos este panorama amplio porque creemos que es importante ver en los asesinatos de nuestrxs hermanxs y en el peligro declarado a nuestras vidas no solo actos que obedecen a un prejuicio producto de la “ignorancia”, sino síntomas y consecuencias de un momento político donde las relaciones sociales son reajustadas desde el poder patriarcal, capitalista y colonial, en el que se sacrifican nuestras vidas para reafirmar las estructuras que sostienen sus privilegios.
En este escenario desesperanzador, nuestra respuesta debe estar en la juntanza y la organización amplia y popular para hacer frente. Es momento de hacerle saber a los poderes imperialistas, fascistas y patriarcales que están buscando desesperadamente todas las formas de individualizarnos y eliminarnos que no lo lograrán. Unámonos a las voces y acciones de los movimientos antifascistas que hoy empiezan a tomar las calles a nivel global para hacerle frente a la amenaza del fascismo.
Andreina García, 1 de enero, Medellín
Eder José García, 2 de enero, Cartagena.
Margarita Enith, 5 de enero, Medellín
Natalia Andrea Santodomingo, 9 de enero, Cajicá
Betsy Mariel, 10 de enero, Cúcuta
Diany Ruiz, 11 de enero Barrancabermeja
José David Díaz Maldonado, 16 de enero, Zambrano
Estrellita, 18 de enero, Villanueva
Mateo Jaramillo, 19 de enero, Medellín
Carolina, 23 de enero, Hispania.
Jonathan Rodríguez Osorio, 20 de enero, Bello
Sepan que su vida y memoria serán honradas por trans y marikas, y que no descansaremos hasta desmantelar los sistemas de opresión que nos despojan hasta de nuestra propia vida.
Por nuestrxs muertxs, ¡ni un minuto de silencio! ¡Toda una vida de lucha!
*Caribe Afirmativo también incluyó dentro de las cifras de asesinatos de personas LGBTQ a Oscar Góez, sin embargo, la información disponible sobre su caso sugiere que su homicidio no estuvo motivado por su orientación sexual. Aún así, lamentamos su muerte y nos solidarizamos con sus familiares.
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