¡Arriba lxs que luchan! LEY INTEGRAL TRANS.

Celeste, foto de Nayla Aurelia 
Este 31 de julio de 2024 se realizó una concentración en la Plaza de Bolívar de Bogotá para acompañar la entrega del proyecto de Ley Integral Trans, una iniciativa liderada por más de 100 organizaciones trans y no binarias de todo el país que busca mejorar las condiciones de vida de una población históricamente desprotegida, criminalizada y marginada.

Este proyecto de ley es el intento más reciente por parte de la movilización social de lograr la aprobación legislativa a derechos LGBTIQ+. Este esfuerzo se remonta al primer fallido proyecto de ley de parejas homosexuales en 2001 y tiene su última versión en el dos veces fallido intento de prohibir las ECOSIEG (mal llamadas terapias de conversión), que se cayó en la legislatura pasada por impedimentos procedimentales. Esto es importante tenerlo en cuenta, pues a lo largo de la historia del país ningún congreso ha fallado a favor de las disidencias sexuales y de género. 

Ni siquiera las insistencias de la Corte Constitucional, como la del 2013 que pidió al congreso regular el matrimonio igualitario, han funcionado para persuadir al mayoritariamente reaccionario cuerpo colegiado. Con el ascenso de los discursos anti-derechos y la transfobia abanderada incluso por sectores feministas y de izquierda, vemos que el panorama para este proyecto es poco alentador.




Pero el Proyecto de Ley Trans no solo es un intento más de reformismo lgbtuno. Su formulación implicó la organización y movilización de individualidades y colectividades trans y no binarias de casi todo el país. El trabajo de discusión y formulación del documento, vía sesiones de consulta, implicó la consolidación de una red de movilización trans sin precedentes en Colombia. Ha sido quizá el ejercicio más democrático visto en años recientes dentro del sector LGBTIQ+. Este proyecto entra al congreso con la satisfacción de haber recogido, por lo menos nominalmente, inquietudes y reflexiones de comunidades de gran parte del país. Tal esfuerzo, y las redes que de allí salieron, son ya un logro que merece celebración.

Solaria, Foto de Nayla Aurelia
Es importante tener claro que existen serios límites a lo que dentro del estado se puede lograr. Las transformaciones que anhelamos no se agotan en el cambio ejecutivo, legislativo o judicial. Sin embargo, cualquier triunfo que le pueda arrebatar a la reacción es bienvenido. Las condiciones materiales de las personas pueden cambiar considerablemente con modificaciones institucionales y por ello nos sumamos a la llamada ola amarilla, con la convicción, claro está, de que la meta no es una reforma, sino la revolución. Celebramos los encuentros y la movilización que este proyecto pueda generar y esperamos que los retos que seguramente la reacción anti-derechos traiga al escenario público puedan ser confrontados con contundencia.

Que la emoción de la lucha organizada nos inspire a seguir presionando por más, pues nuestro horizonte es, ante todo, un mundo nuevo.

¡Arriba lxs que luchan!




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